miércoles, 12 de octubre de 2011

Crónica del Chupacabras 100 Km... Uff!



Tenía toda la intención de esperar a tener mas fotos para poder lanzar esta crónica, sin embargo luego las cosas se enfrían y no escribe uno lo que realmente sintió, por ello contra lo que era mi deseo y había pensado, aquí les va lo que vivi (mos) en el Chupacabras race de 100Km en el desierto de Cd. Juárez.







Ya hace algún tiempo que teníamos el deseo de participar en esta carrera en particular y en general en este tipo de retos extremos de larga duración, este año por fin se nos cumplió. El Master, nos citó al terrible y a mi en el Aeropuerto de Guadalajara. Puntuales arrivamos solo que uno de nosotros se encontraba en la otra terminal, mientras esperábamos ambos, completamente uniformados, y yo con mi casco de fuera de la mochila, notabas como la gente murmuraba, era casi imposible pasar desapercibidos como si fuéramos también atletas panamericanos, y mas con toda la algarabía que se ha dejado sentir estos días en dicho lugar.






Al cabo de unos minutos de casi nula platica, mas bien idos, pensativos, apareció el Terrible para recoger su pase de abordar, ya los 3 Primates en cuestión, cruzamos el camino hacia nuestra cita con la historia, una banda detectora que delato la comida de astronauta que llevaba el Master y ahí tuvo que dejar toda cosa no permitida como lo fueron geles, polvos, y todo tipo de aditivos que llevaba en su maleta.






Cruzamos por fin y nos sentamos en la sala de espera a continuar con nuestra casi nula plática. Breves comentarios, miradas inciertas, pensamientos fugaces, divagaciones desérticas, fueron la tónica mientras esperábamos la salida de nuestro vuelo. En breve el Terrible Marco pregunto algunos detalles de la pista que de inmediato el Master contesto y que reafirme con un mapamundi bien chidongongo que había armado un par de días atrás y que me mantenía ocupado por las tardes tratando de imaginar lo que en el mapa describían de manera precisa.




Se dio pues la hora de abordar, las mirada de los presentes nos seguían como preguntándose de que se trataba todo eso, 3 playeras negras tipo polo con el nombre de PRIMATES en la espalda eran de llamar la atención en el lugar, ya una vez en el avión, traté de descansar, aunque fuese un solo momento, pero trate de descansar.





no pasó mucho tiempo en que sonara por el altavoz que ya habíamos iniciado nuestro aterrizaje, un viento fuerte movía sin piedad el armatoste volátil y un aterrizaje violento termino por acrecentar más los nervios que ya para ese entonces poco podía controlar.



 

Bajamos del avión y “foto” ups, que no se pueden tomar fotos aquí, lo siento señor policía yo no sabía (cual, si sabía, pero había que documentar el asunto ¿no?), de inmediato tomamos un taxi que nos llevara al hotel a dejar nuestras cosas para pasar de inmediato a recoger a nuestras chicas, 3 niñas que viajaron solas a la intemperie y por la cual me encontraba realmente preocupado; llegamos por fin al lugar citado y ya nuestras bicicletas nos esperaban ansiosas, para ser cobijadas puesto que el aire era realmente fuerte y muy helado; compra de aditivos para aquellos que no llevaban y para los que les quitaron, cambio de cámaras para mi por unas de slim, ajustes menores, revisión de presión de llantas, recolección de paquetes y vámonos ahora si a descansar.




Para regresar al hotel pedaleamos, mis piernas mas por los nervios que por el frío se sentían completamente duras y trabadas, a esas alturas ya la presión que sentía era demasiada, y todavía teníamos que preparar ánforas, ajustes menores de la bicicleta y cenar, importantísimo cenar. Bajamos al restaurante del Hotel el cual no nos ofrecía gasolina de calidad, por lo que decidimos ir por una botella de tinto y ordenar una pizza, excelente idea, nos lanzamos al minichuper escogimos la botella, nos percatamos de publicidad de la carrera que había por todas partes, como debe de ser para una carrera de este tipo, y cual fue nuestra sorpresa que al intentar pagar el sistema ya no nos permitió adquirir dicha botella, “changos, pensé” “ esto era lo que podía relajarme un poco” ni modo a pasar saliva y regresar a la habitación a ordenar dicha pizza.






Después de 18 llamadas a diferentes establecimientos por fin pudimos dar con uno que nos pudiera llevar una mondriga pizza a las 11:00 de la noche hora local, así mientras instalábamos números, aceitábamos cadenas, amarrábamos cámaras, preparábamos ánforas, pues también comíamos pizza con aceite de cadena y hay que decir que fue un excelente condimento puesto que ni sobresito de kétchup nos dejó el repartidor.






Mientras cada uno acomodaba sus cosas, la tele dejaba ver comerciales referentes a la carrera, inclusive supimos que el evento sería transmitido en vivo a todo el estado, “que tal” nos dijimos unos a otros, esto está de poca madre.



Ya para las 12:00 de la noche deberíamos según yo estar dormidos, pero aún faltaban cositas por arreglar y concientes que debíamos levantarnos a las 5:00 de la mañana para el baño y la toma de alimentos, pues para mí ya era la verdad un poco tarde. Como si la acostada tarde no fuera poco, este viaje me sirvió para apreciar, que no soy el único que no puede conciliar el sueño pre-competencia, los 3 dabamos vueltas sin sentido, prendíamos y apagábamos el aire, jugábamos con el celular, en fin, vueltas y vueltas sin poder conciliar el sueño, hasta que la mente no daba más y terminaba por desconectarse.




De hecho para ser honesto la verdad no se si realmente dormí, para mi mas que dormir, estoy seguro que solo pensé serenamente en lo que viviríamos en pocas horas, porque al sonar el despertador, lo pude escuchar apenas en sus primeras vibraciones.






A despertar PRIMATES, nos llegó la hora, cafesito en la máquina, baño de agua tibia, pants gorrito y a desayunar. Bajamos a la zona de buffete y decenas de ciclistas se encontraban ya degustando sus alimentos, “buenos días” era la palabra común dentro del lugar, realmente pocas palabras se podían escuchar, mas bien eran murmullos entre grupos de amigos y equipos de ciclismo, quienes intercambiaban algún tip, comentario o chascarrillo mientras desayunaban; yo poco pude desayunar, mientras Master y Terrible comían como niños de hospicio, yo apenas pude retacarme un hot cake con harta miel…



Terminamos y ahora si que siga el ritual de vestimenta, la armadura debería ser colocada cual caballeros a punto de emprender una cruzada, para afrontar la batalla con la que teníamos cita a las 8:00 de la mañana. En breve nos encontrábamos ya pedaleando hacia el lugar de la arrancada mientras varios ciclistas se seguían incorporando y otros mas en vehículos de 2 ruedas hacían sonar su claxon para motivarnos mientras rodábamos.





Llegamos al lugar, ya para esa hora a falta de 45 minutos para la arrancada había por lo menos 400 ciclistas en formación, la música sonaba fuerte y claro con melodías de rock “Born to be wild” “high way to hell” “Run to the Hills” por mencionar solo algunas que quedaban muy a doc la carrera que se venía, la que había que vencer.

 Pasamos pues a formación; no hubo tiempo de calentar, de hecho no se podía calentar puesto que comenzaríamos aún mas atrás del contingente, así que solo nos formamos y estiramos un poco para estar preparados para salir como gorilas furiosos justo en el momento de partida. Ya en formación logré divisar el uniforme de los Perros MTB grupo dirigido por Cesar Yañez, a quién por fin pude conocer y presentarme, salude al resto del equipo escuche un par de tips adicionales que no estuvieron de más. Me despedí de él y regrese al lugar donde se encontraban mis dos coequiperos para darnos ánimo y desearnos lo mejor de lo mejor.





El del sonido local no dejaba de hacer mención del tiempo que hacia falta para la arrancada, cuando dejo saber que solo eran 5 minutos los que faltaban por fin me monte en mi bicicleta, escuchamos el último coucheo del Master, nos dimos el saludo de guerreros y nos deseamos solo lo mejor para la contienda.





ARRANCAN!!!





2 minutos nos tardamos en salir a la calle donde comenzaba la carrera de a cantidad de ciclistas que iban avanzando lentamente para no golpear con el cancel, ya una vez en espacio abierto recordé las palabras que el buen Gelasio me había dicho: “Los primeros 15 minutos de la carrera son cruciales, aguántales el ritmo o si puedes imponlo tú, pero hay que aguantar ese tiempo”





Y así lo hicimos, el Terrible se nos perdió de vista muy pronto, Master y yo trabajábamos en conjunto para hacernos espacio entre la multitud, rebasábamos como podíamos y por donde podíamos así hasta llegar al tramo de terracería una vez cruzada la avenida camellones y demás. Ya sobre la terracería grupos de ciclistas interminables se dejaban ver al frente, la idea era no bajar la cabeza, sino ir cazando grupos, como la humedad nos íbamos metiendo, cambiando de carriles constantemente pidiendo no caer presa de una pinchadura, había que procurar también rodar lo mas posible por las huellas de otros ciclistas y además sabía que una parte muy importante de mi carrera iba a depender de este tramo plano, así que me olvide intencionalmente y le imprimí el mejor ritmo que pude.




Así pasaron los primeros 10 minutos, de aquí en delante platicare solo mi experiencia, puesto que poco supe de mis coequiperos.(ya nos darán ellos sus comentarios)


Llegue al retorno como 6 minutos después de que lo hubiera hecho el grupo puntero, ya la nube de polvo se dejaba ver cada vez con mayor espesor, vuelta en “U” y a regresar por un camino algo complicado mas por lo poco pisado de este y una especie de tormenta de arena, ya que el polvo finísimo que levantaban las cubiertas de todas marcas y el aire fuerte que soplaban reducían notablemente la visibilidad. Yo sabía por mis condiciones que no debía abrir la boca bajo ningún motivo, ya que la sed notoria que siempre se presenta en cada competencia mas el polvo en la garganta me fastidiarían de mas, así que consiente de ello, logré convencerme que con el aire de la nariz es suficiente para oxigenar adecuadamente el músculo.





Una vez pasado este tramo pesado, y conectado de nuevo con la brecha rodada, alcance por segunda vez al Terrible, y le pedí que se pegara para poder trabajar algunos metros juntos, un grupo de por lo menos 20 ciclistas no dábamos nuestro brazo a torcer, al primero que despegaba se le pegaban los mas que pudieran, luego uno remontaba de mas atrás para hacer lo mismo y forzar al grupo a alcanzar a este, 35 kilómetros transcurrieron así, como si se tratara de una carrera de ruta.






Salimos de la zona conurbada, y era entonces donde la carrera comenzaba, las primeras pendientes calientes por el sol aguardaban pacientemente debilitar el grupo de casi 1,800 ciclistas que habíamos aceptado el reto, en ese punto no volví a ver al Terrible quién siguió pedaleando como si el terreno continuara plano.





Los primeros tintes emotivos ya se habían dado en el tramo de los latigazos y jaloneos, sin embargo al dar una curva muy cerrada te topabas con lo que llaman el “Cristo de Curiel” y decenas de gentes se encontraban listas para brindar apoyo; que querías: una banana, una manzana, una naranja, algo de Powerade, agua natural, agua de sabor, lo que necesitaras esta gente estaba dispuesta a dártelo y no solo eso, sino que a apoyarte mentalmente. Recuerdo muy bien que en ese punto llegue ya sin agua de dos de mis 3 ánforas, por lo que decidí parar a hacer el abastecimiento completo, rellenada de ánforas, colocación de polvos mágicos en las mismas y a seguirle y fue precisamente una chavita de no mas de 20 años quién me ayudo con todo esto, me relleno las ánforas de agua mientras yo agregaba polvo isotónico y cerraba las mismas, gracias amiga, quién quiera que seas.


La carrera continuaba y no se tomaba las pausas que hicieras tu, ya fuera por reabastecimiento o por desperfectos en la bici, cualquier segundo que perdieras era eterno al ver que la fila india de ciclistas comenzaba a pasarte pausadamente y que después era un verdadero reto volver a alcanzar.





Pasando este tramo una bajada larguísima y recta, ábrele pensé, mucha concentración y ábrele; en ese punto volví a recuperar algunos lugares, y reacomodarme mejor para ingresar a lo que sería el primer sendero de muchos.






En general en los senderos creo que nos fue muy bien, las pistas de la liga local y nuestro lugar de entrene nos han dado la pericia y habilidad para maniobrar muy bien en cualquier tipo de terreno, inclusive en estos tramos de descenso en sendero, era donde mayor número de posiciones recuperaba, ya en las trepadas de las mismas características volvía a ser alcanzado por ellos.






Así transcurrió la carrera, entre rebases de todos, senderos interesantes con vados de arena y piedras sueltas y una constante prueba mas que física mental, la que había que vencer a como diera lugar. Algo para ovacionar es la cantidad de gente de la organización que prestaba apoyo en todas partes de la pista, principalmente en los puestos de abastecimiento, y no solo ellos, sino que gente que no tenía que ver nada con la organización del evento, armaba sus puestos ambulantes y brindaba apoyo desinteresado, a toda esa gente que estuvo presente haciendo conteos momentáneos, rellenando ánforas y apoyándote psicológicamente mi mas sincero agradecimiento.





Los kilómetros transcurrían sin descanso, apenas terminabas una subida pesada y ya venía el descenso escabroso, 55 kilometros sin tregua ni descanso, con un sol quemante, duro y fuerte pero con el contraste de un aire demasiado helado que quemaba incluso la garganta y los pulmones, condiciones sin duda extremas para nosotros.



Situaciones curiosas sucedieron durante la carrera, la mejor de ellas fue cuando uno de varios ciclistas que lo hicieron tuvo la puntada de decir “Ese Primate de Guadalajara: Arriba las Chivas” (comentario hecho al Master) y como ese varios comentarios de aliento hacía este equipo al que íbamos representando.






Otro que me dio quizá el último grito de aliento fue precisamente Cesar, a quién me topé justo cuando iban a comenzar los escalones de King Kong, el ya venía de regreso y al verme hecho un grito “Echale Panzer” a lo que no nos quedó más que seguir con la contienda.





Los kilómetros seguían consumiéndose y el grupo se seguía estirando, ya en este punto las grandes concentraciones de ciclistas ya no existían y aún así no dejabas de ver competidores por toda la pista, los que apenas venían, los que ya te llevaban algunos kilómetros por las condiciones propias del terreno y el tipo de pista.





Llegamos por fin al termino del sendero y una subida de caracol marcaba el final de las trepadas, yo con el cuerpo molido, los brazos cansados por el manejo y las vibraciones por unos neumáticos inflados arriba de lo normal para evitar en medida de lo posible las pinchaduras, vibraciones que se transmitían a toda la columna, pero el orgullo intacto y la satisfacción del deber cumplido aún a pesar de faltar 13 kilómetros para la meta. En ese punto se me hizo el nudo en la garganta, lo emotivo del viaje se presentaba por fin y mi cuerpo sangrando por dentro se encogió, el pecho se expandió y comencé a pedalear tan fuerte como podía, aprovechando el desnivel del terreno logre alcanzar una estupenda velocidad que me dio para rebasar 13 ciclistas más hacía el final del recorrido, unas piernas que tenía que desengrapar de vez en vez, para dejarlas sueltas y que los músculos se relajaran un poco, solo para volverlas a engrapar y no soltar mi mejor paso desde que tengo memoria.






Al final llegas de nuevo a la calle por la que saliste, comienzas a escuchar de nuevo el sonido y la música, a falta de 100 metros, la gente te aplaude, te saluda y te anima das vuelta y ves la meta, subes la mirada, das Gracias a Dios y a la vida por la enorme experiencia que acabas de vivir, mandas un abrazo y un “Te Quiero” hasta tus seres queridos que sin estar presentes físicamente te acompañaron durante todo el recorrido, y terminas con el orgullo intacto.





Chupacabras no me venciste ni te vencí… declaro esto como un empate y aún así me retiro completamente satisfecho.




Crucé la meta, me detuvieron ahí, anotaron mi número y me otorgaron mi medalla, cruzabas una especie de pasillo para ir bajando pulsaciones, me entregaron mi cachucha y mi jersey conmemorativo y salí de ese laberinto completamente aturdido, con la garganta cerrada debido al polvo, líquidos fríos y la emoción y me dirigí hacía donde nos reagruparíamos, donde ya se encontraba el Terrible con la cara completamente empolvada con las marcas del casco sobre su cráneo y unos labios secos y llenos de tierra, tal como nos encontrábamos todos. Ya en el lugar poco pude platicar, mis piernas totalmente agotadas apenas se podían mantener en pie, la espalda exhausta exigía descanso y estábamos ahí esperando el arrivo del tercer gorila. No pasó mucho tiempo en que apareciera el Master, caminando con su bici de lado con pasos lentos, pareciera que podía desplomarse en cualquier momento, se mantuvo caminando y yo fui a encontrarlo… nos abrazamos emotivamente y nos dijimos: “lo Hicimos, felicidades” palabras simples, cortas pero asertivas.





Estuvimos un momento juntos los 3, obvio platicando de nada mas que no fuera nuestra experiencia de carrera, nos dirigimos a comprar unos clamatos con cheve mas que merecidos y nos sentamos a degustar unos tacos de carne asada. Paulatinamente nuestras fuerzas y movimiento corporal se fueron aminorando, la caminada era cada vez mas dura, y si bien es cierto el ambiente y el grupo de rock amenizaban muy bien la fiesta llegó el momento en que no queríamos hacer nada mas que no fuera estar con el cuerpo metido en la alberca del hotel.







Regresamos pedaleando, hay dolor, mucho dolor pero había que hacerlo, llegamos, nos dimos una breve enjuagada y nos dirigimos a la alberca, una agua helada fue bien recibida por nuestras piernas, la platica seguía sobre lo mismo, experiencias de carrera.






Ya después decidimos darnos ahora si un buen baño con agua caliente, nos arreglamos con la playera conmemorativa y decidimos ir a cenar a un restaurante de cortes, 700 grs. de Churrasco para el Master, y 500 grs. de Vacío para Terrible y para mí, y como 17 botellas de vino tinto que amenizaron, relajaron y acompañaron la noche, una velada llena de cuentos, historias, experiencias, anécdotas y todo cuanto vivimos ese gran día.






Al día siguiente poco nos dijimos, poco platicamos y era entendible, cada uno en su mente transitaba una y otra vez por los senderos de Cd. Juárez, revivía la carrera y sus partes mas emotivas analizaba su desempeño y sacaba sus propias conclusiones, un domingo de pocas palabras, un domingo prácticamente de meditación hasta que se dio la hora de regresar con nuestras familias, que aguardaban en casa, ansiosas de escuchar los cuentos del Chupacabras.






Gracias Master, Terrible por esa gran experiencia que hemos compartido…. Y las que faltan todavía….





No se hagan como dijo el Terrible en la cena “No manches el Panzer me va a pedir que escriba sobre la carrera, y no se que voy a poner”


Coequiperos espero sus experiencias del Chupacabras, para publicarlas con mucho gusto, se que cada uno tiene una historia que contar…



Gracias por leer, nos vemos en la próxima.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mis estimados

Excelente experiencia vivieron me alegro y los felicito por haber logrado una meta que se tenian en mente y llevarlo a la realidad, Panzer esta cronica te quedo excelente mas buen mensaje y transmite todo lo que pasaron y pasaste y motiva a los demas a vivir esa experiencia en enorabuena por eso y por lo que viene saludos a todos

Atentamente El COMPA

Master dijo...

Ya lo has dicho todo Panzer, fue una experiencia increible, sobre todo fue prueba superada para nuestra base fisica.

Una vez mas agradezco a mis coequiperos Panzer y Terrible, juntos hemos cumplido con una meta que parecia lejana.

SAludos

jordilandia dijo...

Vaya paliza os pegais en Méjico. Pero cualquier pedalada se vive no solo en el momento, sino antes preparandola y después recordando los buenos momentos ( los malos se borran ). Felicidades por la heroicidad!!

Anónimo dijo...

Excelente Panzer, Master, Terrible, que chida experiencia un abrazo y felicidades por este logro conseguido, que vengan muchas satisfacciones mas, para ustedes en lo personal como para el equipo Primate.

Edgar Fidalgo
Cámara Rodante