miércoles, 19 de marzo de 2014

Ultramaratón CABALLO BLANCO - CCUM14

CCUM - Cooper Canyon Ultramarathon




Urique.-  Con un tiempo de 6 horas con 39 minutos y 16 segundos el rarámuri Miguel Lara Viniegra de 23 años hizo historia al coronarse campeón por tercera ocasión en el ‘Ultramaratón Caballo Blanco’ de 80 kilómetros celebrado ayer en Urique.

Aunque no con su mejor tiempo, el joven ultramaratonista chihuahuense Miguel Lara nuevamente se posicionó en el primer puesto al vencer a sus 715 contrincantes, 500 de ellos ‘pies ligeros’ y 215 corredores nacionales y extranjeros (14 países).

Desde el comienzo del evento deportivo de clase mundial, el oriundo de Porochi, municipio de Urique, se mantuvo en el segundo puesto, detrás de Silvino Cubesare, esto hasta los últimos 10 kilómetros cuando rebasó al batopilense para dejarlo en el segundo puesto, por sólo nueve minutos.

Silvino, de 36 años, campeón del ultramaratón amistoso de Costa Rica 2013 de 100 kilómetros, arribó a la meta con un tiempo de 6 horas con 48 minutos y 20 segundos. El tercer puesto fue para Adrián Gil quien llegó a la meta en un tiempo de 6 horas con 54 minutos y 56 segundos.




Después de leer esto la verdad es que no se que sentir...
¿Son máquinas de tejido y músculo modificadas genéticamente para no sentir dolor, sed o cansancio?
¿Son realmente humanos o son alguna importación intergaláctica realizada en algún tratado de libre comercio interespacial?

¿Tienen alguna prótesis en los pies que les permite avanzar mas rápido y sin problema?
Bueno para responder esta y muchas mas preguntas empecemos por el principio.




Viernes 28 de Febrero.
Después de un largo viaje en el que la incertidumbre fue opacada por el buen ambiente dentro de un autobús de pasajeros arribamos a la estación del tren CHEPE. Pasadas las 3:00 de la mañana nos abrieron la estación y tomamos posesión de los 4 contactos para cargar los mas de 100 aparatos tecnológicos, mientras nos tirábamos al piso del lugar para dar un poco de descanso a los fatigados y viajeros cuerpos.





5:00 am nos despiertan y nos indican que es hora de acomodar todo, paso con el jefe de estación para decirle que soy el encargado del grupo "Urique" para que nos den preferencia de paso al vagón del tren; y es este el justo momento en el que los nervios del viaje se agudiza por completo. El no haber viajado nunca en tren y además sabiente de lo que la panorámica del mismo sería hizo que un relámpago de euforia me tuviera dando saltos entre los vagones del Chepe. Pero al parecer no fui el único puesto que cuando encontramos el vagón de los snacks éramos por lo menos 8 los que disfrutamos de un delicioso y fresco café.










Las 7 horas que viajamos en el tren fueron pocas, el camino se hizo corto y los corredores turistas que viajábamos con el mismo destino acaparábamos los espacios entre vagones para sacar nuestras cámara y tomar la mayor cantidad de videos y fotografías que pudiéramos. Los rostros de fascinación se asomaban cada que el CHEPE transitaba por una cueva o algún puente. En breve nos encontrábamos ya en Bahuchivo, un pequeñísimo pobladito donde el ultimo tramo del viaje nos esperaba para viajar en un camión de pasajeros que haría mas de 4 horas para recorrer los 53 km de terracería que había que transitar para llegar a Urique.





Ese último tramo de camino fue el mas hermoso, sin olvidar que fue extremo también, vistas increíbles por doquier; escarpados riscos, rocas gigantes, sobrepoblación de árboles, y un grupo de turistas que querían bajar en todos lados a tomar fotografías de lo que fuera, al fin no importa que fuese lo que enfocara la cámara, detrás seguro quedaba una buena postal para el recuerdo.

Al fin llegamos a Urique, un pequeño arco de piedra y unas paredes pintadas completamente de blanco con lo que simulaba pisadas de Huaraches que te llevaban justo hasta el lugar donde se daría la arrancada de la carrera de la que seríamos parte; nos recibieron cordialmente, bajamos cosas, nos desentumimos, y nos dispusimos a acomodarnos en una casa que fue habilitada como casa de huéspedes y que nos acogió amablemente.




Después de la distribución de personal en la que los trincados llenaron una habitación, su servidor, el Caxca (mejor conocido como el Coque, después de un viaje de bautismos de todo tipo) junto con David Cetto y Álvaro acaparamos un tapanco de madera bastante cómodo y en la parte baja Alejandro del Toro alias Wachan, alias Pirruris, alias Padrino y quién sabe cuantos mas apodos le pusieron estos desgraciados, junto con su ahijado Luis y en una cama mas Paty y Jonathan; y así todos repartidos en donde nos acomodaron para no entrar en detalles de quién con quién, como y por donde.

Desempacamos, y lo primero que hicimos fue buscar un lugar para quitarnos el hambre de transeúnte que teníamos ya a esa hora después de tanto ajetreo. Caminamos por las pintorescas calles del pequeño pueblito que, habrá que recalcar, estaba de fiesta. Corredores provenientes de distintos lugares adornaban las angostas calles con todo tipo de vestimentas de corredores: había los atuendos Raramuris, Indígenas, Étnicos, Locales, Minimal, Comprimidos, Ligeros, Playeros, y un sinfín de vestimentas que cuadraban perfectamente con lo que era una extraordinaria fiesta de las carreras de montaña.




Caminando por ahí ingresamos a un lugar abarrotado de comensales de distintas nacionalidades, nos dieron una pequeña mesita y nos dispusimos a ver el menú y todo pedían al mismo tiempo, la pequeña que nos tomaba la orden intentaba no desesperarse todavía mas, pechugas de pollo a la plancha, spaguetti a la bolognesa y hamburguesas de soya fueron la elección de todos y hasta ese momento, cuando creía que era un maldito troglodita fue que me di cuenta que todos los corredores disfrutan tanto de la comida como yo. ¡ A que Bárbaros, como tragan ! no pasaban todavía un bocado e hamburguesa cuando ya se estaban metiendo un tenedorzaso de spaguetti y tratando de sorberle al agua de piña todo al mismo tiempo. Chulada de niños hambrientos.

Terminamos de comer y una tranquilidad nos golpeo de repente, caminamos un poco por las calles del pueblo y regresamos a la guarida para tomar un fresco y relajante baño y descansar un poco del largo viaje.




Sábado 01 de Marzo
O lo que fue el día mas tranquilo de mi vida.

"Ahahahahahahahaha....", no podía parar de reír después de escuchar la alarma que programo el Cettito para Alvaro. Que manera de iniciar el día de buen ánimo todos y listos para ir a presenciar la carrera de los caballitos, que era un recorrido por el pueblo de Urique de 2km para los mas pequeñitos que disfrutan mucho mas que uno correr.






Arribamos al lugar entusiasmados y la algarabía de un día anterior se había exponenciado para ese entonces. Camarógrafos desde profesionales hasta amateurs estaban listos para tomar decenas de fotos de esta peculiar carrera.

La calle principal estaba abarrotada, por pequeñines que hablaban dialectos irreconocibles para mi y también por el hijo del extranjero que deseaba ver como su hijo se topaba con los legendarios descendentes de los "Corredores de los pies ligeros" 

 

"Vamonooooooos" gritaron por el sonido local y decenas de chamacos salieron disparados con caras sonrientes llenos de felicidad como si la carrera fuera a durar unos cuantos metros, sin embargo lo mas gracioso fue que todos los adultos inmaduros que estábamos ahí nos contagiamos de inmediato y salimos disparados justo detrás de ellos para ser parte de esta emocionante carrera.
Corrimos todos los que estábamos presentes, corrimos felices (sin hacer publicidad a la campaña de Brooks) pero así fue, corrimos bien pinches felices entre tanto chikillo admirados y contagiados de una tranquilidad emocionante.

Tomamos videos, fotos, acompañamos a algunos pequeños tomados de la mano y fue entonces que sucedió algo que se que me acompañará todos los días de mi vida.


Una señora entre los 40 años; con un reboso que sostenía a un pequeñín de menos de un año y con la mano derecha sostenía a su chaparrita de al rededor de 4, recorre los 2km con un el mismo espí...ritu inquebrantable de generaciones ancestrales. La niña perdía constantemente el guarachito y le gritaba a su mami que parara, regresaba por el, lo acomodaba y continuaban su camino. Pequeñeces como esta, te llenan los ojos de agua salada.

 ... sin palabras amigos lectores, quién lo vivió en presente sabe muy bien lo que estoy sintiendo nuevamente en este instante en que he copiado y pegado esto de mi muro de FB. 

...Todos nos quedamos un momento en pausa. Nuestras caras denotaban emoción, esa clase de emoción que si dices algo se te salen las lágrimas, así que solo sonríes al amigo que también esta tratando de no demostrar emociones de mas y volteas a cualquier parte para que nadie se de cuenta de lo que estas sintiendo.
 

Alguien adelante indicó con trote que era momento de aflojar las piernas, partimos todos hacia el puente a un trote ligero con mucha alegría después de lo que acabábamos de presenciar. Llegamos al puente, estiramos un poco y regresamos para llenar la cajita de los garbanzos.


Desayunamos en casa de Tita, un lugar que parecía que estuviesen regalando la comida, terminamos y regresamos al cubil para un rico baño, pequeña siesta y a esperar.

Lo que aconteció esa tarde fue quizá una de las tardes mas tranquilas de las que tenga memoria.

Tuvimos show mientras nos hidratábamos con las barrancas como escenario para lo que fue el acto del Cetto, que iba y venía de un lado a otro con movimientos circenses estilo "mono" como el lo llamó, sobre la ______________ (cuerda, listonsote o como quiera que se llame eso)


Ahí mientras lo veía ir y venir, ir y venir, ir y venir (bueno que no se cansa de ir y venir) caía en cuenta sobre lo que estaba sucediendo; estaba teniendo la tarde mas tranquila de la que tenga yo recuerdo previo a un evento, demonios era mi debut en ultradistancias y no me sentía para nada nervioso o preocupado, todo era serenidad, mucho silencio, pocas palabras pero elocuentes y precisas para lo que sería el día siguiente. Yo no pensaba mucho en la carrera, ni siquiera en la ruta y menos en la altimetría, solo disfrutaba del momento al lado de estupenda compañía.



 Ya en la tarde nos movilizamos a recoger paquetes, comer, comer, y seguir comiendo (un aplauso por favor para estos jóvenes que, ¡ah como comen!) y ya por la tarde los nervios me atacaron un poco, y es que en el cuarto contiguo los Trincados dirigidos por el Cejon ya estaba preparando todo su armamento para la campal del día posterior. Pasé, me senté y fue ahí entre tantas drogas, metanfetaminas, analgésicos, estimulantes, expectorantes, que me empece a preocupar un poco por la carrera. Sin embargo no entre en pánico, lo que hice fue dirigirme al David para expresarle mis ganas de que me dijera que chingados hacer, a lo que el contesto: "Tranquilo Panzer, no hay por que ponerse nervioso tan temprano"
 
 

Regresando al cubil, me tope nuevamente con dos personas que serían parte importante en la carrera: Georgina y Filiberto. Una pareja increíble con un sentido humano inmenso. A ellos los concí en el tren e hicieron la plática muy amena, ya en Urique me los topadab una y otra vez, y fue durante esa caminata que me Georgina se me acercó, tomó mi hombro y me dijo: "te veo nervioso" no pude responder, en efecto estaba muy nervioso. Me llevaron a donde se hospedaban y Georgina nos preparo una sesión de meditación que alejo todo temor de mí. No tengo recuerdos de haber meditado antes, o si lo hice, no recuerdo haber quedado tan sereno, tan enfocado, tan tranquilo, tan feliz.


 
Ya por la noche empezamos la preparación en nuestro habitáculo. Camel, ánfora, bolsas de electrolitos en polvo, pastillas para el dolor, sales, magnesio, potasio, calcio, iridio, estroncio, bario, radio, y todo aquello que pudiera ayudarnos en caso de una situación desesperada de supervivencia en la distancia.

Después de llamar a casa y cerciorarme de que todo estaba en orden, de escuchar esas palabras que te dan serenidad antes de la tormenta Compartimos algunos tips, el Wachan extendió su tenderete de suplementos deportivos y alimenticios de todo tipo, aprecia marchanta en pleno tianguis pero muy amablemente nos suministró por lo menos de algo que no habíamos previsto: Curitas, advil, aspirinas, sal de uvas, bueno de todo traía este muchacho lo cual se le agradece, expresamos algunos sentimientos, nos pusimos efusivos, luego algunos se pusieron celosos por estar invadiendo terreno sembrado pero todo termino bien y a muy temprana hora nos dispusimos a dormir.
 
Domingo 02 de Marzo
"El gran día"



Continuara...

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