Todo inició un día antes mientras montábamos los toldos en
el área designada. Hacia tantos años que no sentía esta felicidad de tener
tantos corredores en pista; Mientras estaba ahí recordaba años de porras,
risas, aplausos, abrazos… y el día siguiente se repetiría una vez más.
Una vez que terminamos de montar todo nos organizamos para
desayunar (si a organizar se le puede decir atender las indirectas de tu mujer
que se muere de hambre) así que para no retrasar ya mas todo nos fuimos a la
estación bicicleta, ahí a un ladito del madroño.
La cara de asombro por la genialidad del lugar los dejo a
todos fascinados y si a eso le sumas la deliciosa comida que la conformaban:
Molletes, Huevitos, Omelets, Jugos, Café y lonches bañados todo se resume en
que la mañana no pudo ser mejor.
Desayunamos muy rico y platicamos muy a gusto y todo quedó prácticamente
servido para el día después.
El día Después.
Nos levantamos acorde al plan, bueno al menos yo si, las demás
habitaciones permanecían inmóviles, lo cual me daba la sensación de que o tenían
todo bajo control o de que estaban completamente jetones. Tanto silencio me
preocupó y empecé a hacer ruido para levantar a los corredores, no sabía lo que
estaba aconteciendo del otro lado de la ciudad con los PRiMATES de S.L.P. y esa
incertidumbre no me dejaba en paz.
Salimos de casa más o menos en el tiempo planeado hasta que
Ivette se me cierra en su carro como policía tratando de detener delincuentes
para decirme: “Olvidé mi número en la casa”
Pues ahí venimos de vuelta jugando carreritas, para más o
menos arribar al lugar con tiempo apenas suficiente para pestañear puesto que
también me tuve que devolver por los malditos hielos. En fin ya en campo había
mucho movimiento y ya teníamos el tiempo encima, trate más o menos de acomodar
todo en el toldo y dejar a los menores lo más seguros posible.
Los GU no pinches mms, aaaaaaaaaaargggg me angustié todo de
nuevo y ahí voy en chinga con el Chalan, el cual se portó muy amable en
apoyarme con esto, me dio mis bolsitas energéticas y ahí me tienes en corriendo como si ya hubiera empezado la carrera
regresando para repartir a todos los corredores que ya estaban en los últimos preparativos mientras yo todavía estaba en pantuflas.
Levantamos la casa de campaña como se pudo, toda pa la madre y en esas estábamos
cuando pasan a todo galope los de mi grupo. Utas inches mms!!! Y yo aquí sacándome
los mocos, me despido de todos y les deseo lo mejor y me arranco hasta el punto
de inicio por que ningún maldito corredor me dijo que era innecesario irme
hasta la parte posterior del bosque para
arrancar, en fin eso me pasa por zopenco, para cuando pase por el tapete ya no veía ningún
corredor, en ese momento no pensaba con claridad, no sabía si sentir nervios
por mis 3 chicas que estarían prácticamente debutando en carreras de trail
sobre sendero técnico, no sabía si el par de locos de 25k Tigre y Quique estaban
serenos para tomar las cosas con calma desde el inicio o no sabía si mi mente
estaba emputada en ir hasta la parte de atrás y no porque sea el más rápido
sino que ese nunca fue mi plan que se convirtió en una maldita peregrinación
detrás de todo el contingente que parecía la romería de Zapopan; ni modo a tragar camote
y a darle.
Pasaron los primeros 3 kilómetros y seguía lidiando con
rebases forzosos y nada seguros traía un ritmo que no pensaba manejar en la
carrera pero tampoco me sentía forzado así que lo mantuve, Llegamos al “Paseo
de la ardilla” y la peregrinación continuó la decisión entre pasar 2 o 3 mas se
detenía por la duda de ir a meter la pata donde no y en cuanto había
oportunidad al de adelante se le ocurría meter el acelerador. En mi caso no soy
de los que se aferran a mantener una posición, si escuchas que el de atrás trae
paso y oxígeno de inmediato me hago a un lado y le señalo con la mano el camino
que le estoy cediendo, quizá sea por eso que los que no lo hacen me
re-encabronan tanto, llegamos al primer ascenso complicadito y todos metieron
el freno de mano, me enganche con Sergio y le dije “vámonos” escalamos a buen
paso y continuamos el camino hasta que pocos metros más adelante nos salé
Renato de una cueva de Osos, quién sabe qué demonios andaba haciendo por allá pero
empezar a ver caras conocidas me empezó a quitar la frustración y así fue hasta
que me paso el Couch Adan, y aproveche esto dar un buen jalón y quitarme varios
monitos de encima hasta que llegamos a la última escalada de este ascenso en el
que me abrí camino como Rambo entre las malditas hojas por donde fuera posible despegándome
de la segunda parte del grupo. Ya en este punto deje la molestia a un lado y
parecía que todo iría viento en popa. Baje el espinazo con muchas precauciones
y sin meter el acelerador, apenas si pase unos 10 corredores hasta que salimos
a la brecha para ingresar al otro lado del bosque. Ahí empecé a hacer mi
carrera, establecí mi paso y me topé con Mauricio, Rodolfo, Conta y empezaba a
sentirme en compañía, saliendo de aquí saludo al Richard y me preparo para la
tercera y última parte del recorrido. Inicio la subida de los arbolitos y me
pasa Richard, aprovecho esto y me le pego toda la subida, volteo a ver el reloj
y por fin he recortado el tiempo e retraso sin omitir que ya casi puedo
olfatear a mis amigos punteros con los que me hubiese gustado arrancar el Coque
y el Pipen. Esto sin duda me entusiasma y acelero en esta última bajada, zancada
larga y trepo sin problema los dos repechos antes de la última bajada. A lo
lejos veo al Caxca quién no tarda en pasar por el toldo Primate, son apenas
unos 200 metros los que me falta descontar para poder dar la segunda vuelta con
él y quién sabe si ya en conjunto podamos alcanzar al Pipen.
Pero, una maldición de hace 5 años es la que me alcanza a
mí, de pronto por una maldita razón la pista esta completamente llena, mujeres
temerosas hacen alto en seco, no hay mucho por donde pasar tengo dos opciones
me la llevo y caigo sobre ella o la esquivo, mi pie derecho esta bien apoyado y
veo que no podré librar un paso mas con el izquierdo así que tomo la decisión
de abrirme para escuchar nuevamente el sonido de terror que me ha perseguido
los últimos años, el sonido de la frustración, de la caída, del dolor, del
sufrimiento y de la puta resignación.
No caigo, me mantengo en pie y las lágrimas se me salen, me
recargo en un árbol y siento que 5 toneladas de carga puntual están apoyadas en
mi tobillo no puedo bajar, no puedo apoyar, no tengo pie. Aprieto mis dientes y
bajo, intento caminar y duele así que intento trotar y siento que se me va a
desprender el pie, camino rápido pensando que se me va a pasar, que fue solo
una torcedura leve y que todo se relajará, pero nada de esto sucede el dolor me
marea, llego al toldo y le pido a mi Anakin que me cambie el ánfora, tomo una
pastilla para el dolor pero no funciona no me deja de arder y apenas con 5
minutos del incidente ya parece que tengo dos tobillos, maldigo la vida el bosque
y todas las cosas malas que sucedieron hoy, agacho la cabeza y me tiro sobre el
suelo cubierto de pino, ya no hay nada más que hacer hasta aquí llego mi
carrera deportiva.
La resignación.
Sentando contemplo la inmensidad del Bosque y la inmensidad
de las pequeñas grandes cosas que nos rodean, en este momento tengo 6 Primates
mas corriendo en la pista y es mi deber ver si necesitan algo o si puedo
asistirlos o por lo menor tomarles una foto para el recuerdo.
Mientras estoy tirado tratando de superar el dolor veo a
Quique con buena zancada, veo mi reloj y noto que trae un tiempo excelente para
no conocer la pista, no alcanzo a verle en ese punto, pero lo espero en la meta
para ver como va; ja, ja, ja, va tan entusiasmado que apenas si nota mi presencia
y continua de nuevo hasta que se vuelve a perder en la inmensidad del bosque.
Luego apenas a unos minutos aparece el Tigre, erguido y completo,
no titubea en sus pasos toma un GU del abastecimiento y va tan concentrado en
su carrera que no se percata que estoy ahí y se dirige convencido a su segunda
vuelta.
La primera de mis chicas en aparecer después de algunos
minutos es Ivette, la veo bajar bien, pasos cortos y rápidos, sale y ya solo le
queda la explanada antes de la meta, pasa por enfrente del toldo y le armamos
una algarabía, su cara es de completa felicidad, se le ve contenta y orgullosa
y mantiene el paso que creo sostuvo durante los 12.5 km del recorrido lo que me
hace sentir completamente satisfecho me cruzo hacia la meta como puedo y al
verla cruzar el arco me cuelgo de su triunfo para sanar mi frustración y por un
momento levanto los brazos con ella.
Luego aparece Carolina, baja con cierta precaución pero ya
en pista plana acelera como si acabara de empezar la carrera, tan es así que
apenas alcanzamos a gritarle unas cuantas cosas para enfilarse hacia su primer
arco de meta de trail running.
Luego mi tercer chica y por la que siento un profundo
respeto, baja también con precaución y ya debajo de esta bajada del demonio
inicia también su trote coqueto conjuntamente con Isaac su hijo, pasan frente a
nosotros con la frente en alto orgullosos y contentos y terminan en meta con la
compañía de toda la familia que ya se encontraba presente en la meta.
Pasaron los minutos y el cobijo y convivio en el seno
Primate estaba bastante agradable, tengo que admitir que ver a mi hermano mi
cuñada, mis padres, mis sobrinos y a todos los niños jugando hizo que se me
olvidara el dolor que en ese momento ya empezaba a bajar. Mientras estaba sentado
sacaba mis tiempos, es decir lo que según mis teorías harían en llegar a la
meta de su segunda vuelta Quique y Tigre.
Pasó el tiempo estimado y me saque de onda, pasaron 5
minutos mas y me preocupé, pasaron 10 y trataba de mantenerme sereno para no
preocupar a nadie y fue entonces que alcancé a ver la playera mas bonita que se
estaba moviendo en los senderos, Era Quique que luchaba por mantener el paso y
que soltó un grito enorme de guerra que levantó al público de sus asientos para
chocar las manos con el aguerrido corredor, que para culminar al cruzar la meta
saludo al Mayor Panzer (o sea mi papa) con la disciplina de un militar.
Pasó algo mas de tiempo y apareció el Tigre, completamente
fundido y golpeado, venía caminando, con la mirada en el terreno, apenas lo
vimos comenzamos a gritarle, y lo que sucedió fue que estos gritos y el orgullo
de un Primate fundador le hicieron mover unas piernas que parecía ya no se
moverían en absoluto, sin embargo las obligo a moverse y pasó también como
todos sus predecesores con paso firme hasta la meta.
Aquí termino nuestra primera participación conjunta en un
evento, en la que logramos reunir las características de compromiso, cariño y
pasión por correr en un día y en la que la familia que durante tanto tiempo
estuvo ausente regreso de nuevo para darnos su cobijo, aplausos, entrega y
cariño. Gracias a todos los que estuvieron ahí presentes para hacer un día
memorable.
Discúlpenme si no fui ameno o efusivo con ustedes, hoy a 2 días
de los hecho me siento sumamente orgulloso de lo que lograron ahí y que quedara
marcado en la historia cuando un 30 de Marzo 7 Primates y su respectiva familia
se dieron cita en un evento para compartir, sufrir y disfrutar de esta pasión y
forma de vida llamada: Correr.
Gracias por leer, nos vemos en la próxima.
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